El impacto local de la crisis climática

Campana Inundada

La crisis climática es una realidad innegable que está transformando nuestro mundo de manera alarmante. Este último marzo, nuestra ciudad salió en los medios nacionales debido a la caída de granizo de grandes dimensiones y el desprendimiento del techo de la Escuela Técnica N°2. Cada vez con mayor frecuencia presenciamos eventos climáticos extremos que desafían la capacidad de las comunidades y sus ciudades para adaptarse y recuperarse.

Por María Victoria Agnes.

Estas últimas semanas, el Servicio Meteorológico Nacional emitió numerosas alertas naranjas debido a fuertes tormentas y vientos intensos que podían ocasionar daños materiales y hasta físicos a las propias personas. Es innegable que el impacto del cambio climático se hace sentir en todos los rincones del planeta, y también en nuestra región. Lo que solía ser un fenómeno meteorológico regular y predecible ahora se ha vuelto impredecible y peligroso. Las calles se transforman en torrentes de agua, arrastrando consigo todo a su paso, mientras que el granizo cae del cielo como piedras, destrozando cultivos, vehículos y todo tipo de estructuras.

Los medios locales difundieron los destrozos que atravesaron nuestra zona y la desesperación de los vecinos de las áreas más afectadas. Las inundaciones repentinas y los fuertes vientos golpearon con fuerza a los barrios más vulnerables, exacerbando las profundas desigualdades estructurales. El agua se convirtió en una fuerza destructiva que inundó todo a su paso. Los hogares de los vecindarios más alejados del centro, carentes de un adecuado sistema de drenaje, terminaron aislados y devastados tras el desborde de los arroyos aledaños. Los barrios Otamendi y San Cayetano son algunos de ellos, donde los vecinos continúan pidiendo ayuda al Municipio para paliar esta grave situación.

calles afectadas por el temporal en Otamendi. Foto de archivo
Calles afectadas por el temporal en Otamendi. Fotos de archivo.

Pero estas inundaciones no fueron el único desastre que golpeó a Campana. El viento arrasó con árboles y estructuras, como la del techo de la Escuela Técnica N°2, Generala Juana Azurduy, del barrio Malvinas. Afortunadamente no hubo heridos, pero sí enormes daños materiales, como la pérdida de 60 computadoras que pertenecían al colegio y que, en este contexto de recesión y brutal ajuste, serán difíciles de restaurar. Por otro lado, como si esto no fuera suficiente, enormes piezas de granizo cayeron del cielo destrozando todo a su paso. Vehículos, establecimientos educativos y domicilios particulares quedaron irreconocibles. Muchas zonas también quedaron sin suministro eléctrico debido a las roturas en el tendido eléctrico por la caída de árboles.

Destrozos en el techo de la Escuela Técnica Nº2 y en viviendas cercanas.

Cabe enfatizar que, una vez más, son las comunidades más marginadas y los barrios más carenciados los que pagan el precio más alto por los errores de una sociedad que ha priorizado el crecimiento económico.

Mientras que aquellos sectores con más recursos económicos pueden permitirse protegerse y reconstruir sus viviendas, otros sectores se encuentran en la desesperación de salvar las pocas pertenencias que pueden. Estas inundaciones no son hechos aislados, sino que están directamente vinculados con la deforestación masiva, la urbanización mal planificada y el avance de barrios privados sobre los humedales.

Mientras tanto, el gobierno local y provincial se enfrentan a una carga económica abrumadora para hacer frente a la crisis. Los recursos limitados, que están siendo recortados por el Poder Ejecutivo Nacional, dejan un escenario de incertidumbre y angustia colectiva. Con un presidente que cree que el cambio climático es un invento del socialismo y que ha disuelto al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, resulta difícil imaginar que pueda implementar políticas públicas para prevenir estos desastres.

Los barrios populares son los que resultan más afectados. Foto de archivo.

Por otro lado, más allá de las pérdidas inmediatas materiales, es fundamental remarcar que la crisis climática también tiene un impacto económico a largo plazo. Los costos de reconstrucción y reparación son enormes, y la economía local se ve gravemente afectada.

En este sentido, la crisis climática no es solo una cuestión ambiental, sino también una cuestión social y económica. Las comunidades con menos recursos económicos son las más afectadas, tanto en términos de pérdidas materiales como de impacto en la salud y el bienestar. Por eso, es fundamental que se tomen medidas urgentes de adaptación en nuestro municipio para paliar estos escenarios y fortalecer la resiliencia de las ciudades.

Plaza España. Las inundaciones también tienen impacto en el centro de la ciudad. Foto de archivo.

Esto implica aumentar la inversión en infraestructura básica adaptada a estos fenómenos, así como la implementación de programas de protección social para apoyar inmediatamente a las comunidades afectadas. En medio de una crisis económica, debemos priorizar a quienes no tienen los recursos para enfrentar la destrucción y las pérdidas materiales.

En definitiva, la crisis climática es un desafío global, pero nos afecta localmente cuando ocurren estos terribles acontecimientos. Por eso, necesitamos tomar medidas concretas urgentes para prevenir estos eventos que, lamentablemente, cada vez serán más comunes.

Publicado el 4 de abril de 2024

Compartir

Comentarios