Ideas para una ciudad sustentable
Reeditar experiencias de participación comunitaria multisectorial, como la del Plan de desarrollo Estratégico, que adquieran relevancia y protagonismo en el debate por el tipo de ciudad en la que queremos vivir, resulta indispensable para que nuestras futuras generaciones se proyecten en un entorno sustentable ambiental, productiva y urbanísticamente hablando. Eso hizo de Campana una ciudad pionera en la materia en la Argentina. Volvamos a soñarlo.
Por Germán Jendrulek.
Cuando a fines del siglo pasado el municipio de Campana convocaba a la comunidad a una iniciativa inédita de reflexión y debate sobre el presente y el futuro de la ciudad y su territorio, no sólo se sentaban las bases de lo que luego sería el futuro Plan de Desarrollo Estratégico*, sino que se daba forma a una experiencia pionera en la Argentina en materia de planificación participativa.
La convocatoria, concretada por el entonces Intendente Jorge Varela, resumía varias de las líneas directrices que, desde comienzos de la década de los 90 venían nutriendo los debates del Instituto “Arturo Jauretche”: abrir a un debate colectivo la posibilidad de trazar un horizonte de desarrollo integral de la comunidad que permitiera establecer consensos básicos que fueran pilares de políticas de estado perdurables en el tiempo. Un diagnóstico tácito subyacía en este postulado: resultaba imperioso elaborar un nuevo concepto de gobernanza local que pudiera ser artífice de transformaciones planificadas y racionales en lugar de ser una administración con agendas de improvisación coyuntural. Además, se añadía la intención de hacer parte de ese plan de desarrollo a toda la comunidad.
Así, el análisis de la realidad local se abordó desde una perspectiva integral e integradora y una visión interdisciplinaria que buscó reconstruir la complejidad de los procesos territoriales de Campana y su región.
Cuando a fines del siglo pasado el municipio de Campana convocaba a la comunidad a una iniciativa inédita de reflexión y debate sobre el presente y el futuro de la ciudad y su territorio, no sólo se sentaban las bases de lo que luego sería el futuro Plan de Desarrollo Estratégico*, sino que se daba forma a una experiencia pionera en la Argentina en materia de planificación participativa.
Desde el intendente municipal, sus funcionarios y concejales de todo el arco político local, hasta representantes de instituciones, sindicatos, cámaras representativas, profesionales, fomentistas, artistas, historiadores, periodistas y empresarios participaron de foros de discusión y análisis. Nunca en Campana se había vivido una convocatoria semejante. Y jamás volvería a repetirse.
El resultado fue por demás auspicioso: Campana se convirtió en una de las primeras ciudades de la Argentina en contar con un Plan de Desarrollo Estratégico, junto con otras como Rafaela, en Santa Fe. Ese plan se constituyó en una herramienta fundamental para la planificación a mediano y largo plazo de la ciudad y su espacio, así como un insumo de importancia meridiana para la implementación de las políticas públicas en el territorio.
Aun cuando en aquel texto se enfatizó la necesidad de fortalecer el perfil industrial y logístico de nuestro distrito, proponiendo diseñar acciones en ese sentido, resultaba evidente que una agenda de políticas de estado que propiciaran una planificación sostenible en el tiempo debía diversificar su perspectiva. Las recomendaciones del documento proponían una serie de propuestas que incluían, entre varias otras:
También se dieron otros aspectos claramente innovadores en materia de gobierno local y la proyección de distintas variables en la relación establecida entre estado, gobierno y administración pública. La experiencia nos permite hoy en día reflexionar sobre la capacidad que las distintas administraciones locales tuvieron para responder a esas variables, teniendo en cuenta las coyunturas por demás traumáticas que se vivieron tanto a nivel local como provincial y nacional. Finalmente, observar que en el transcurso de los treinta años transcurridos de aquel proceso de reflexión, jamás se volvió a reeditar una experiencia semejante.
Más allá de la metáfora onírica que sirvió de título al documento publicado con los resultados del proyecto, una certeza nos moviliza en estas líneas: la imperiosa necesidad de volver a poner en marcha un proceso de debate colectivo que permita, por un lado, evaluar los alcances, resultados y pertinencias que la perspectiva cronológica nos permite aplicar a aquel texto que para 1999 era una proyección futura y hoy es una fuente histórica, en primer lugar. Adicionalmente, convocar a trazar nuevas y renovadas pautas que guíen nuevos consensos políticos sobre el territorio, su comunidad y las particulares manifestaciones de la vida humana de cara al próximo cuarto de siglo.
Si a fines de los noventa se podía argüir que la falta de sistematización y modernización de los procedimientos de gestión, almacenamiento, procesamiento y análisis de datos respondía a limitaciones tecnológicas, ese déficit sólo permite corroborar en la actualidad un absoluto desinterés por parte de la administración municipal por gestionar y abrir el acceso a la información pública, insumo imprescindible para nutrir los debates futuros de análisis racionales y con base de contrastación
Por un lado, creemos necesario analizar el impacto que las actividades industriales y logísticas han tenido en nuestro territorio, en variables tan diversas pero trascendentes como la generación de empleo, la creación de valor agregado, la utilización y deterioro de servicios e infraestructura pública, por ejemplo, redes viales y caminos, desagües, etc. Además, teniendo en cuenta que varias de las agendas propuestas en aquel plan han sido parcialmente alcanzadas (tomemos por ejemplo la creación de una Agencia de Desarrollo), estamos convencidos de la urgencia de dotar a semejantes instrumentos de una potencia de gestión que hasta el momento no supo -o no pudo-, concretar.
De manera trágica, una de las constataciones más graves del cuadro de situación en el que una nueva convocatoria se debería realizar, es la ausencia de información sistematizada, ordenada y accesible. Si a fines de los noventa se podía argüir que la falta de sistematización y modernización de los procedimientos de gestión, almacenamiento, procesamiento y análisis de datos respondía a limitaciones tecnológicas, ese déficit sólo permite corroborar en la actualidad un absoluto desinterés por parte de la administración municipal por gestionar y abrir el acceso a la información pública, insumo imprescindible para nutrir los debates futuros de análisis racionales y con base de contrastación.
Volver a poner sobre la mesa de trabajo aquellas cuestiones que entonces movilizaron a los participantes, -la evaluación del presente de la comunidad y su territorio para planificar el futuro-, se constituye así en una prioridad en la que el análisis de variables de información cualitativa y cuantitativa, la propuesta de herramientas metodológicas de interpretación y la búsqueda de los consensos imprescindibles serán la “gran” meta cuyo cumplimiento posibilite volver a soñar Campana.
Imagen: captura de video flydron.ar - Marcelo Matías Alés
Publicado el 24 de diciembre de 2023
28 de diciembre de 2023